“Je Suis Charlie”: ¿En nombre de la libertad o de la oportunidad?

Je suis Charlie análisis del naming

Cuando una frase refleja el sentir de muchos, identifica y moviliza a las masas, la tentación comercial de unos pocos siempre está servida. El famoso “No a la guerra” (para el caso de IRAK) o “Haz el amor y no la guerra” en tiempo hippy u otros muchos similares ya nos precedieron.

La última muestra la tenemos en el intento de registro de marca del ya famoso eslogan “JE SUIS CHARLIE”, intento rápidamente rechazado, afortunadamente y mostrando los buenos reflejos de las administraciones francesas (la oficina de patentes y marcas francesa en este caso).

Je suis Opportuniste!

A raíz del terrible atentado contra la revista Charlie Hebdo, se generó el solidario eslogan “JE SUIS CHARLIE” como muestra de la repulsa y el horror que ha conmocionado a la opinión pública francesa y del resto del mundo.

La famosa frase, que dio la vuelta al mundo en unas horas, fue creada de manera espontánea por Joachim Roncin, director artístico de la revista Stylist, en su cuenta de Twitter, según manifestó él mismo. La frase nació con la voluntad inmediata de expresar su solidaridad y de actuar como un grito de libertad ante la barbarie fundamentalista, y fue inmediatamente adoptada por millones de personas como estandarte de la libertad de expresión.

No obstante, ante la adversidad y el caos hay quien siempre vislumbra la oportunidad de negocio. La notoriedad y connotaciones emocionales generadas por el slogan, han hecho que éste constituya una poderosa oportunidad para llamar la atención y el interés general, apropiándose de sentimientos, valores y creencias fuertes del momento.

El caso es que la popularidad y repercusión mundial de la frase ha provocado que, sólo en Francia, se hayan recibido más de 50 solicitudes para registrarla como marca… (!) en pocos días.

Dos de esas propuestas, por poner un ejemplo, – y sin manías – habían sido hechas por empresas que fabrican armas. A riesgo de equivocarse, no parecen ser propuestas que vayan a mantener intacto el espíritu del “JE SUIS CHARLIE”.

¿Puede privatizarse y comercializarse un clamor popular en interés comercial de unos pocos?

El caso es que las tres palabras más mediáticas del momento parece que no pueden tener dueño.

Es lo que ha dictado el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) de Francia tras recibir “numerosas peticiones” para registrar la marca con fines comerciales desde que el 7 de enero se produjera el ataque a las oficinas del semanario Charlie Hebdo que dejó 12 muertos.

Sin embargo, el organismo las ha rechazado todas, como explicaba el pasado martes en un comunicado. El motivo: “Ningún actor económico puede apropiarse de este eslogan debido a su extendido uso por parte de la comunidad”.

Como marca, “no tiene carácter distintivo”. Está en boca de todos y ya no es apropiable. El INPI afirma –por tanto – que “un actor económico” no puede adueñarse del eslogan “debido a su amplio uso por parte de la comunidad”.

La decisión del INPI sigue, con muy buen criterio, el mismo razonamiento de Joachim Roncin. Éste aseguró que “el mensaje y la imagen están libres para todo uso; en contraste, rechazo todo uso mercantil”. El diseñador sólo ha autorizado a una organización -Reporteros Sin Fronteras- a utilizarla con esos fines, según ha explicado en una entrevista, en la que considera “horrible” que haya personas que quieran adueñarse de la marca.

Sin embargo, esta decisión de las autoridades sólo afectaría al territorio francés, ya que las solicitudes de registro de la marca “JE SUIS CHARLIE” se concederán o no dependiendo del criterio de cada oficina de marcas. ¿Se mantendrá el buen criterio galo en nuestro país, por ejemplo?

El merchandising

A pesar de los deseos de Roncin, hay personas que ya se están lucrando con “JE SUIS CHARLIE”. Una búsqueda en eBay permite encontrar todo tipo de merchandising con el logo y el lema. Surge aquí la ya clásica pregunta de si pueden ponerse límites al ciberespacio. En todo caso, las tazas y camisetas “JE SUIS CHARLIE” siguen engrosando las cuentas corrientes de los avispados adoptantes del slogan.

Los dominios de Internet

Dominios como ‘jesuischarlie.es’, o ‘.com’, entre otros, también han sido rápidamente registrados.

Sabido es el negocio de la venta de dominios, donde los más oportunistas explotan al máximo sus neuronas para lucrarse con el mínimo esfuerzo. Es práctica habitual que los especuladores se apresuren a registrar dominios para venderlos al mejor postor.

Cabe la duda razonable acerca de la utilización del dominio “JE SUIS CHARLIE”: para homenajear a los mártires de la revista, o por otra parte (por desgracia más probable) dejando la página en blanco, o incluso con enlaces para ser revendida al mejor postor… ¿Para qué estudiar, si se puede especular?

Está claro que el mundo de la identidad de marca es una carrera de oportunidades donde el que más corre es el que más triunfa; no obstante, hay casos como el que nos ocupa en que las connotaciones morales del asunto hacen cuestionarse, como mínimo, si el precio de la ganancia va a rebasar los límites de la vergüenza.

Todos somos Charlie o somos Mohamed, sí… pero ahora vemos de verdad con más claridad si por solidaridad… o por interés.

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