Crear un nombre de marca es un proceso que puede resultar muy divertido. Pero más allá de grandes dosis de creatividad e imaginación, es necesario seguir una serie de pautas que hagan de un naming un activo que perdure en el tiempo y asegure una vida larga y exitosa a la marca a la que pertenece. Por eso, existen siete máximas que deben servir como guía estructural a la hora de crear un naming de marca.
Guía estructural a la hora de crear un naming de marca
- Nombrar una marca es algo más que un proceso creativo: disponer de un naming original es positivo, sobre todo a la hora de diferenciarse de la competencia. Pero una marca no solo vive de creatividad. Por eso, es necesario que el naming tenga en cuenta la identidad que la empresa quiere transmitir, ya que el nombre de la marca será el encargado de establecer conexiones emocionales con el consumidor.
- Elegir el naming en el último momento: las improvisaciones no son buenas consejeras, y en el caso de la elección del naming de una marca comercial lo son menos aún. Y es que el nombre de una marca debe ser el primer paso a la hora de diseñar una estrategia de branding corporativo, ya que ésta debe estructurarse desde el propio nombre. Otra razón, y no por ello menos importante, está relacionada con la disponibilidad jurídica del nombre. ¿De qué serviría establecer toda una estrategia de branding vinculada a un naming si éste, finalmente, no se puede utilizar por estar registrado por otra marca?
- No realizar un brief adecuado: las marcas y en este caso, los nombres de las empresas, deben seguir una serie de objetivos planteados previamente. Es lo que se conoce como briefing, para que el naming sea parte activa de la identidad de la marca en el futuro.
- Crear un naming excesivamente descriptivo, a diferencia de lo que se suele pensar, no ayuda a que los consumidores identifiquen mejor la marca. Todo lo contrario, ya que una agencia que se llame “Pisos baratos” es tan genérica que no se identifica como tal. Además, la diferenciación respecto a la competencia resulta casi nula.
- Ignorar la futura internacionalización de una marca: el objetivo de toda compañía es expandir su marca más allá de las fronteras nacionales, donde se ha creado. El naming, por lo tanto, es la primera carta de presentación en el extranjero y puede crear confusiones dependiendo del significado que pueda tener una determinada palabra en otros idiomas. De ahí que sea importante realizar un test de nombres de marcas, no solo para valorar la recepción del naming de los futuros consumidores, sino también para detectar posibles problemas futuros en la internacionalización de una marca.
- Elegir un naming de manera subjetiva: está bien que un nombre responda a los gustos y creencias de los directores de una marca, pero hay que tener en consideración principalmente el target de clientes al que nos vamos a dirigir. De la aceptación de los potenciales consumidores dependerá en gran medida el éxito de una marca. El test de nombres de marcas es una herramienta muy importante en este sentido.
- Buscar solamente nombres que suenen bien: tener en cuenta solo namings creativos, sin tener en cuenta la propia identidad de la marca, es un error grave. Y es que estudiar la sonoridad de un nombre de marca es importante, pero no es lo único que debe tenerse en consideración: aspectos como el jurídico o el estratégico, relativos a la identidad, son imprescindibles.
Realizar un test de nombres de marcas antes de lanzar al mercado una marca con su respectivo nombre, resulta vital. Esta herramienta nos permitirá analizar y testear la respuesta de los potenciales consumidores respecto al nombre de una empresa. Por eso, es mejor dejar este tipo de acciones en manos de profesionales expertos en la materia.
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