Nombres en clave: cómo transmitir valor con el naming

“Enhorabuena Jonathan, tu primera asignación será el proyecto Engloba”. La frase, pronunciada con entusiasmo por el jefe de personal, era recibida con una agridulce mezcla de ilusión y prudencia por parte del nuevo analista informático de la empresa, recién adquirida y en plena integración.

Ser “Englobado”, advertido por los más veteranos del lugar, podría tener un significado muy distinto según la posición y antigüedad en la empresa. Unos se sentirían orgullosos de formar parte de algo más grande mientras que otros temerían salir de forma inminente “en globo” en busca de nuevos retos profesionales.

Bautizar con pericia cualquier iniciativa empresarial, ya sea el naming de un proyecto, el lema de una convención o un nuevo plan a 5 años, es un primer referente de gestión que contribuye a crear identidad, transmitir en la comunicación y conectar a los implicados con atributos y valores de referencia.

¿Con qué distinta disposición acudiríamos a la convención anual “Objetivos 2015” frente a ser invitados a la sesión “Juntos hacia el futuro”? o, ¿qué tal nos sentaría asistir a una fiesta de creativos con un estimulante nombre como “Cerebration” o ser invitados a formar parte del selecto “Equipo A” para el desarrollo de un nuevo producto rompedor en nuestra empresa?

Un naming acertado transmite valores

Seleccionar un nombre apropiado es un paso importante en la comunicación interna, tanto más si hablamos de grandes organizaciones con cientos o miles de empleados. Cuando estas marcas ponen foco dentro de los límites de la organización, un nombre acertado transmite valores que impulsan y son un primer nexo de unión e implicación de todos los grupos de interés.

Si adicionalmente el nombre trasciende esos límites, la oportunidad y responsabilidad de sumar a la imagen de marca y a la reputación corporativa es aún mucho mayor.

Desde que bautizamos una iniciativa podemos promover un cambio y estimular la transformación (proyecto Regénesis), invitar a trabajar en equipo a 2 empresas en proceso de integración (proyecto Symbio) o prestigiar a los valientes que se presenten para la aventura internacional (Proyecto Caravel).

Un denominador apropiado puede también ayudar a convencer a nuestra organización desde el primer momento de que tenemos el rumbo adecuado (Proyecto Meta). Escoger un buen nombre para cualquiera de estas iniciativas tendrá siempre un efecto estimulante y potenciador de los valores, por el contrario, unas manidas siglas o una marca que diga poco no ayudarán a que nuestras ruedas giren más deprisa y lleguen más lejos que las de nuestros competidores.

¿Por qué nombres en clave?

Otra práctica habitual sobre proyectos internos de desarrollo, heredada del entorno militar y frecuente en las grandes empresas de ámbito tecnológico son los nombres en clave para evitar dar pistas a la competencia sobre las excelencias del nuevo producto o versión.

El gusto por los dulces de Google (Cupcake, Donut, Ginberbread) o los referentes geográficos de Microsoft (Chicago, Memphis, Cairo, Viena) para trabajar en las distintas versiones de su sistema operativo, son algunos ejemplos de referentes que pueden superar las barreras de la clandestinidad y hablarnos del ingenio o el humor de los equipos de desarrollo.

Como muestra del celo de Apple en este tipo de prácticas, no fue hasta agosto de 2012, a raíz del juicio Apple-Samsung por la protección de sus patentes, en que se reveló, doce años más tarde, que 2000 personas se habían enfrascado en el proyecto Morado, el que sería el desarrollo del nuevo sistema operativo para el primer I-Phone.

Cuando trabajamos con palabras, los significantes pueden perder significado. Cuántas veces las palabras plan, gestión, integral o global pierden fuerza por sobreutilización o se diluyen en siglas, perdiendo gran parte de su personalidad y una buena oportunidad de comunicar desde el momento cero.

¿Y si utilizo siglas?

Las siglas son por supuesto un recurso útil pero su reinterpretación puede dar también pie a visiones más jocosas. ¿Os imagináis los comentarios de los asistentes más avispados al asistir a una ostentosa presentación de la empresa líder de bebidas refrescantes de cola al percatarse de la sigla del nuevo Programa Especial Planificación Sistemática Integral?

En resumen, poner nombre a cualquier iniciativa empresarial es una excelente oportunidad de comunicar desde su inicio, una forma de influir en las personas implicadas en el proyecto y una ocasión de transmitir marca interna y externa que no conviene subestimar.

Un buen nombre es siempre una buena tarjeta de presentación en el camino hacia éxito.

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