Sin pareja no hay nombre de marca

Brangelina: la historia del nombre de marca

Nada dura para siempre. O al menos, eso es lo que se suele decir. Ese ha sido el caso de una de las parejas más emblemáticas de los últimos años, la formada por Brad Pitt y Angelina Jolie. La noticia de su divorcio llena estos días las portadas de periódicos y los portales de internet, pero más allá de amarillismos y páginas de prensa rosa, lo cierto es que el fin de su relación pone fin al nombre de marca de más éxito de los últimos tiempos: Brangelina.

Hoy en día, quien más quien menos, está presente en alguna red social con la correspondiente exposición que ello conlleva. Y el que no, se expone cada día cuando sale a la calle a comprar el pan, a bajar la basura o a pasear al perro. Nuestros actos, nuestras palabras, nuestra imagen y por supuesto nuestro nombre: todo vende, y hay gente dispuesta a ‘comprarnos’. Dicho de otra forma, de un modo u otro todos somos marcas en un mercado intangible.

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Pareja de éxito busca nombre de marca

Pongámonos pues en situación. Cuando eres un actor de éxito y vives en Hollywood tu exposición se multiplica hasta el infinito, e inevitablemente crece el valor de tu marca personal. Brad Pitt por si solo ya suponía una marca atractiva para el gran público, lo mismo que Angelina Jolie. No obstante, tras coincidir en el rodaje de Sr. y Sra. Smith, la unión de la pareja dio lugar a Brangelina.

A nivel de naming, cabe destacar que en Estados Unidos es habitual la práctica de bautizar parejas famosas con un nombre de marca que las identifique, lo que allí se conoce como supercouples (superparejas). El resultado no siempre es el ideal (solo hay que ver algunos ejemplos como Kimye – para Kim Kardashian y Kanye West –, Bennifer – para Ben Affleck y Jennifer Lopez – o Tomkat – para Tom Cruise y Katie Holmes –), pero en este caso puede tener cierta gracia. Por cierto, ¿es casualidad que en Brangelina prácticamente pueda leerse la palabra brand?

Transformar los valores sin perder la esencia

Brangelina se consolidó como naming y consiguió trascender su imagen más allá del brillo que deslumbra en la alfombra roja. Brangelina, como cualquier otra marca, evolucionó y fue cambiando con el tiempo. Brangelina se llenó de valores de marca. En sus inicios la pareja vendía felicidad y belleza; pronto se convirtieron en una marca envidiada y deseada a partes iguales. Con los años, la labor humanitaria de la pareja en distintas causas solidarias convirtió a Brangelina en una marca responsable, comprometida y cercana. Su ciclo como nombre de marca, o quizás producto, se puede resumir en 4 puntos:

  1. Nacimiento: Un nuevo lanzamiento aporta aire fresco y siempre va envuelto de una gran campaña de marketing. En este caso, no hay que olvidar que la creación de la marca Brangelina iba acompañada de la promoción del film de acción y Sra. Smith y tenía a Jennifer Aniston, expareja de Pitt, como víctima colateral. Además, desde el punto de vista del marketing, juntar a Pitt con Jolie fue como unir la Coca-Cola con la Pepsi.
  2. Crecimiento: La marca creció y creció. La pareja se dedicó a vender su imagen: al fin y al cabo, se dedican a esto y saben lo que el público quiere. El entorno y la prensa hicieron el resto.
  3. Madurez: Y llegó el asentamiento. A medida que su arquitectura de marca fue creciendo (tuvieron 6 hijos, 3 de ellos adoptados), su estrategia de marca viró de rumbo. Los focos y las luces seguían deslumbrando, pero la pareja optó por escuchar las demandas y tendencias sociales o, al menos, demostró más interés en dejar ver su lado más amable. Como marca ejemplar, desarrollaron una responsabilidad social corporativa que más de uno quisiera para su empresa.
  4. Declive: En este caso no considero que la marca Brangelina desaparezca como resultado de una tendencia natural del mercado (sin duda, el público seguiría ‘comprando’ su marca), sino que más bien, la propia naturaleza de una pareja que comparte su vida ha marcado el punto final. De hecho, de una marca que se va – Brangelina – surge otra: el #Bradxit, #Bradexit o #Breakgelina ya triunfa en Twitter, donde campa a sus anchas entre comentarios sobre la ruptura y memes humorísticos. El naming triunfa incluso en los divorcios.

Nadie ha sabido explotar su imagen como Brad Pitt y Angelina Jolie. Brangelina representa la creación de marca más ambiciosa de los últimos años si tenemos en cuenta su presencia y su impacto. A partir de ahora, probablemente asistamos a la película de la división de bienes entre ambos actores.

Su divorcio deja atrás una fortuna estimada en 400 millones de dólares y pone fin a negocios en común como el vinícola, donde han conseguido lanzar con buena acogida la marca de vino Miraval. Sin embargo, si hay algo que no podrán repartirse es la marca Brangelina, una marca que no existe si no hay pareja. Una marca que ya no es, porque ya no tiene valores. Y si los tuviera, no serían positivos.

El fin del nombre de marca de los famososBrandgelina y las claves de la identidad de marca

 

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