¿Estadios sin nombre o con…?

estadios sin nombre

Es difícil poner nombre a un estadio de fútbol. Los aficionados viven con visceralidad fanática lo que afecta a su equipo y conciben el estadio como su propia casa. Para los futboleros, poner o cambiar el nombre de marca de su estadio es una decisión muy importante.

Quizás sea la mejor solución, vistos los derroteros del bautizo de los estadios. Muchos de los campos de más capacidad llevan nombre de persona. ¿De quién? Evidentemente, del presidente que tuvo fuerza y carácter para merecerlo… o imponerlo. Ejemplos recientes: Betis (Manuel Ruiz de Lopera), Rayo Vallecano (Teresa Rivero), Santiago Bernabéu (Real Madrid) o Ramón Sánchez Pizjuán (Sevilla), entre otros.

Personajes que han recibido tan peculiar homenaje son el dramaturgo José Zorrilla (Valladolid) o el arquitecto y alcalde Carlos Belmonte (Albacete), por ejemplo.

Falta de imaginación en el nombre de marca

Una variente curiosa, y delicada, es mezclar fútbol con religión… o la religión del fútbol con la religión católica. Así, se consagran los estadios al santo de turno: como las iglesias o las catedrales:, San Mamés-Athletic de Bilbao (la catedral) o El Arcángel (Córdoba). Otra opción de “bautizar” un estadio es recibir el nombre de su ubicación.. Por ejemplo, el Mestalla(Valencia) o El Madrigal (Villarreal).

Aunque, por esa sencilla regla, llegamos a extremos como el Espanyol de Barcelona, conocido como Cornellà-El Prat, ubicado entre ambos términos municipales. O un camino más fácil: ¿está en la isla de Gran Canaria? Pues se llamará Gran Canaria (Las Palmas)… La falta de imaginación aún va más lejos con nombres de perogrullo. ¿Qué nombre poner a un nuevo estadio? Las dudas asaltan a los responsables ante el miedo a que prospere un nombre horrible.

Aparece una sabia solución: poner el mismo nombre del antiguo, precedido del epíteto Nuevo. Así se han rebautizado estadios como el Nuevo José Zorrilla (Valladolid), o la Nueva Condomina (Murcia). Y el mejor de todos: el Camp Nou (Barcelona). Sólo el concepto de nuevo, aunque sea de 1957.

Marcas comerciales y fútbol

No es extraño que los clubes del siglo XXI adopten la idea norteamericana de vender el nombre del estadio. El campo del Arsenal (Londres) lleva el nombre de Emirates Stadium con motivo de unas líneas aéreas; el Bayern (Munich), el Allianz Arena por el nombre de esa compañía de seguros.

La NBA es claro ejemplo de esta tendencia llevada al extremo. La pista de los Lakers lleva el nombre de Staples Center (suministros de oficinas); la de los Celtics, Banknorth Garden. Las principales líneas aéreas norteamericanas tienen su nombre en diferentes pabellones. Y compañías como Pepsi, Philips, Toyota, AT&T ligan su branding a sendas pistas. Un instrumento de branding muy interesante para nuestras marcas, ciudades, territorios y países.

Cabe señalar una iniciativa pionera y rentable del fútbol español, como han demostrado Ono Estadi (Mallorca) y Reyno de Navarra (Osasuna de Pamplona), cediendo la denominación de sus campos a la empresa de comunicación por cable y a la marca turística de la Comunidad Foral, percibiendo estos clubes buenos caudales de ellas.

Sin duda, es un camino, que seguirán otros equipos, gracias a un nombre y una marca.

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