Tu nombre de marca te necesita

Hay muchas cosas que el naming puede hacer por tu marca: Puede diferenciarte, puede asociarte a sensaciones, ayudarte a explicar tu actividad, puede destacar y generar recuerdo… Pero ¿Qué puedes hacer tú por el nombre de tu marca?

Antes de embarcarte en un proyecto de naming tienes que preguntarte qué esperas de tu nuevo nombre de marca. Tu nombre debe tener claros sus objetivos porque, al fin y al cabo, tu nombre te va a ayudar en función de lo que pidas, pero no lo va a hacer solito, también dependerá de lo que tú le ayudes a él.

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El naming adecuado. El momento perfecto.

Encontrar un nombre que te diferencie, te haga crecer y sea coherente con tu estrategia y personalidad como marca, es un trabajo complejo. Requiere de tiempo, experiencia, creatividad y conocimiento del sector. Sin embargo, cuando consigues el nombre adecuado a tus objetivos, las recompensas pueden ser más de las que esperas siempre que hayas acertado en lo que debes esperar y generes el entorno perfecto.

Partimos de la base de que un buen nombre ha de empezar a funcionar desde el minuto cero. Un nombre jamás ha de ser un hándicap, pero el naming tiene un gran potencial que no siempre es explotado.

  • Puedes encontrar un nombre que ayude a describir tu actividad y que sea de fácil recuerdo. Que no necesite explicación ni grandes esfuerzos en comunicación. Pero la mayoría de los mercados están saturados de nombres descriptivos y conservadores.
  • Pero también… ¿por qué no ser valientes? Si estudiamos nuestro sector, casi seguro que tenemos la oportunidad de encontrar un nombre que encaje con nuestra personalidad y además destaque de los nombres de la competencia. Es un proceso complejo, pero lo acabaremos encontrando… Entonces ¿Por qué no siempre nos atrevemos? Pues porque aunque nuestro nuevo nombre se ajuste a nuestra forma de ser, el naming tiene una dificultad añadida: si no se parece a nada que hayamos escuchado antes, nos cuesta más recordarlo, entenderlo, hacer asociaciones y, por tanto, tomarlo como algo nuestro. En definitiva, nos choca, pero claro, ¡en eso consiste!

Nombres con un gran esfuerzo detrás

Existen ejemplos claros de nombres chocantes, que pueden parecer no decir nada, pero que con su comunicación lograron dejar claro por qué fueron elegidos.

¡Qué desperdicio hubiese sido si Schweppes se hubiese llamado NiceTonic o si Wallapop se hubiese llamado SecondHand! Quién duda ahora de que esos nombres son diferenciales y evocan significados más allá de lo racional o puramente descriptivo.

naming logo wallapop

Ahora todos tenemos en la cabeza “el refrescante sonido” que produce abrir una Schweppes, o la interjección que se nos escapa al encontrar “justo lo que queríamos a un precio increíble” (¡Wala!)

Pero ¿qué hubiese pasado si ninguno de ellos hubiese comunicado su nombre? ¿Qué hubiese pasado si no nos hubiesen enseñado a pronunciar lo que antes de enseñarnos parecía impronunciable? ¿o si no nos hubiesen dejado grabado la relación entre ese “walla” y la estrategia de la marca y el “pop” con la estética, el tono y la identidad verbal?

Hubiese pasado que seguramente esos nombres no hubiesen durado ni dos telediarios o habrían pasado desapercibidos por incomprensibles o irreconocibles.

Un ejercicio de naming puede diferenciarte, puede romper con lo marcado e irrumpir con fuerza entre tus competidores, o puede darte un nombre que a nadie disguste pero tampoco nadie recuerde, sin más, sin pena ni gloria.

Esa decisión te corresponde a ti, pero si quieres encontrar un nombre de marca que haga a tu target decir “WoW” tienes que apostar, creer e invertir en él.

 

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