El proceso de creación de una marca requiere grandes dosis de profesionalidad. Sobre todo, porque del resultado final de ese proceso surgirá la imagen que proyectemos al exterior. Al fin y al cabo, la marca se postula como el enlace que vincula al producto o servicio que una empresa ofrece con la identidad/personalidad que la define. Si la estrategia de branding corporativo no es la adecuada, por muy bueno que sea aquello que una empresa venda probablemente no tendrá éxito.
Es necesario, por tanto, que los estrategas del branding corporativo de la marca creen una sólida identidad de la misma. Esta identidad – a la vez – la van conformando un conjunto de asociaciones a las que la marca tiene que aspirar crear o mantener en el imaginario de los consumidores. La forma de conseguirlo es a través de los símbolos gráficos (como el logo), los cromáticos y los fonéticos (que tienen una gran importancia en la creación del naming).
La marca, en definitiva, es en este sentido un estímulo visual y auditivo que puede analizarse desde una doble perspectiva: añade aspectos conscientes al usuario (mediante el naming, los colores de la marca o la tipografía escogida) y también aspectos inconscientes (mediante el simbolismo gráfico y fonético). Se establece, por lo tanto, una sinergia entre el aspecto visual y sonoro de la marca.
La sinergia visual y auditiva de una marca
La pronunciación de un naming es el resultado de una construcción verbal en la que intervienen letras o fonemas con su particular connotación fonética. Cuando se realiza un proceso de creación de nombre de marca, por norma general los esfuerzos van dirigidos a evitar sonidos malsonantes y la cacofonía, buscando siempre que la palabra escogida sea fácil de pronunciar y recordar. Pero la sonoridad del naming también tiene que estar muy vinculada a la identidad visual de la marca, ya que la pronunciación del nombre de la misma remite al logotipo y a la imagen de marca. Y, de la misma manera, cuando un consumidor tiene contacto visual con algún elemento de la marca, éste remite directamente a su naming. Existe, por lo tanto, una sinergia entre ambos aspectos.
Por eso, es importante que el nombre de marca escogido responda a una serie de criterios que deben ser testados previamente. Para analizar la adecuación del naming escogido, es importante realizar un test de nombres que permita contrastar la opinión que tiene el público del naming y diseño gráfico escogido para la marca.
Aunque en ocasiones nos obsesionemos por encontrar el nombre perfecto, lo importante es conseguir que lo sea. La forma de hacerlo es mediante una estrategia de branding corporativo adecuada que fusione la identidad verbal y visual de la marca. Por ejemplo, es importante crear un naming donde la figura de la aliteración no esté presente. Solo está justificada la repetición de sonidos en aquellas marcas bien construidas. Hay que tener en cuenta, también, los aspectos simbólicos y los significados secundarios de determinadas palabras para evitar problemas. De ahí la importancia del test de nombres, que no solo nos enseñará a predecir este tipo de problemas que muchas veces solo percibe el público. También nos enseñará a conocer la concordancia y coherencia de los aspectos visuales y verbales de la marca. Conseguir esta sinergia, dependerá en gran parte de dejar en manos de profesionales todo este proceso.