Katrina, Camille o Irene…nombres de mujeres que arrasan con todo a su paso

Nombres de huracanes y naming

A los seres humanos nos gusta ponerle nombre a todo, incluso a las cosas más extrañas e insignificantes posibles. Seguramente esta tendencia responde a una necesidad antropológica: si algo no tiene nombre, no existe. Y precisamente eso mismo ocurre con los nombres de marcas de las empresas. Si una compañía no tiene un naming que la identifique, el mercado la diluye como un azucarillo hasta desaparecer entre la amalgama de compañías que conforman el mercado.

Ese afán de nombrar todas las cosas nos lleva a crear situaciones curiosas como bautizar con namings de personas a fenómenos meteorológicos como los huracanes o las grandes tormentas. ¿Qué sentido tiene hacer esto, explicándolo desde un punto de vista del branding corporativo?

Los nombres de huracanes son namings que responden a una lógica de branding

Cada año se confecciona una lista de namings con los que se bautizarán a los huracanes que asolen un determinado territorio. Esa lista alterna entre nombres masculinos y femeninos por una razón vinculada con el branding corporativo. Y es que resulta mucho más preciso y sencillo para la comunicación de un fenómeno de este tipo escoger un naming de persona que no utilizar un nombre científico ininteligible. El verbal branding, por lo tanto, está más presente de lo que parece en la elección de los nombres que escogemos para bautizar las cosas.

Años atrás, como ocurría con las marcas y los apellidos familiares, los nombres de los huracanes se escogían en base al santo del día en el que el fenómeno azotase todo lo que encuentre a su paso.

El primero de los meteorólogos que optó por bautizar a los huracanes con nombres de personas fue Clement L. Wragge, a finales del siglo XIX. El citado científico escogió nombres de mujeres que aparecían en la Biblia, y no fue hasta el año 1953 cuando el gobierno de los EEUU se decidió a hacer oficial esta nomenclatura.

¿Qué hay que hacer para escoger un buen naming?

La forma de escoger los nombres de los huracanes no es más que una analogía de lo que significa elegir un naming adecuado y exitoso para una marca. Por eso, al igual que sucede con los nombres de los famosos fenómenos meteorológicos, un naming de marca tiene que ser fácil de comunicar, de memorizar y de divulgar:

  • Nombrar es algo más que un proceso creativo: requiere paciencia, creatividad y capacidad de conectar emocionalmente con las personas
  • Conocer a la perfección la audiencia, las palabras utilizadas en un determinado sector comercial, así como el lenguaje es vital para poder escoger un naming que sea exitoso
  • No hay que tener miedo a ser diferente del resto, ya que esa es precisamente una de las cualidades más valoradas por los usuarios a la hora de contemplar una marca
  • Evitar las posibles connotaciones negativas del nombre de marca escogido en otros países, ya que puede darse el caso de que esa palabra signifique algo despectivo en otro lugar

Estos son algunos de los consejos básicos para escoger un naming de éxito para nuestra marca. Y es que a veces, los mejores ejemplos – como el de los huracanes – los tenemos más cerca de lo que parece.

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